La población de Kivu Norte vuelve a huir para escapar de la violencia
11 mayo 2009
La población del norte de la provincia de Kivu Norte ha estado huyendo de la violencia desde finales de enero, cuando el Ejército congoleño lanzó una ofensiva contra las Fuerzas Democráticas de Liberación de Ruanda (FDLR), que llevan años en esta región y se resisten a volver a su país. MSF está proporcionando atención médica en varias ciudades y aldeas de la zona, donde se estima que hay unos 230.000 desplazados.
Para escapar de la violencia, la gente debe salir precipitadamente, dejándolo todo atrás o cogiendo a toda prisa una esterilla o un cazo. “Eran las 11:30 p.m. y estábamos durmiendo”, afirma M. de la aldea de Miriki, al norte de Kivu Norte. “Oímos disparos. Primero pensamos que se trataba de ladrones que venían a saquear la aldea. Nos quedamos en casa, pero los disparos continuaron durante mucho tiempo y decidimos irnos a esconder al monte, cada uno por su cuenta”.
Hoy, la violencia se centra en el norte, en torno a Lubero y Kayna
Estos incidentes ocurrieron en marzo en la región administrativa de Lubero, situada al norte de la provincia de Kivu Norte. Sin embrago, estos ataques se han repetido desde finales de enero, tras la ofensiva de las fuerzas gubernamentales congoleñas contra los rebeldes de las FDLR, y han provocado nuevos desplazamientos de población. Inicialmente se trataba de una operación conjunta con el Ejército ruandés, pero las tropas de este último se retiraron a finales de febrero. Los enfrentamientos continuaron en las regiones del norte y el oeste de Kivu Norte.
Varias casas fueron reducidas a cenizas durante los ataques contra Miriki. “Hacia las 6:30 a.m., vimos una enorme nube de humo en la aldea”, recuerda M. “Nos encontrábamos en una colina cercana y vimos cómo ardían nuestras chozas, incluida la mía con todas mis pertenencias”. M. se dirigió a la ciudad vecina de Kayna, donde otros desplazados habían buscado refugio.

Varias comunidades de Lubero han visto aumentar su población debido al flujo de desplazados, entre ellas Kayna y Kanyabayonga, cuyos 50.000 habitantes casi se han duplicado. La aldea de Luofu, que acogía a muchos desplazados, fue objeto de un mortífero ataque la noche del 17 de abril, en el que ardieron más de 250 casas. Siete personas murieron en el incendio. Como siempre, la población decidió huir en busca de seguridad. La gente se instaló donde pudo: con familias que les acogieron, en refugios improvisados y en casas abandonadas. “Organizaciones locales y representantes de los desplazados estiman que hay unos 230.000 desplazados en la región de Lubero, pero no hay campos montados”, explica Romain Gitenet, jefe de misión de MSF.
En respuesta a estas poblaciones en movimiento, MSF amplió su radio de operaciones a la región de Lubero. El equipo basado en Kayna ofrece atención médica en Luofu, Kanyabayonga, Kirumba, Kayna y Bingui, y transfiere a los pacientes más graves al hospital de Kayna o al centro de salud de Kanyabayonga. Con la cambiante situación, MSF está adaptando sus actividades, dirigiéndose a las zonas de llegada de las poblaciones y donde las necesidades son más críticas. Otro equipo ha sido enviado a trabajar a la ciudad de Lubero, más al norte.
Aunque las poblaciones están expuestas regularmente a la violencia y al pillaje, los ataques han provocado un número reducido de heridos. “Estamos tratando muchos menos heridos que en octubre pasado”, declara Gitenet. “Las facciones armadas ya no lanzan ofensivas directas, como hicieron en septiembre y octubre. Ahora se trata más de guerra de guerrillas”.
A finales de 2008, el conflicto afectó principalmente a la zona sur de Kivu Norte. Los enfrentamientos entre el Ejército de RDC y los rebeldes del CNDP (Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo) provocaron la huida de las poblaciones hacia Goma. Hoy, la violencia se centra en el norte, en torno a Lubero y Kayna. La situación es más tranquila al sur de la provincia, aunque sigue habiendo incidentes violentos. Los equipos de MSF todavía siguen allí, prestando atención médica y quirúrgica a las poblaciones debilitadas por años de conflicto y a los desplazados en campos de la zona.